No te quedes quieto, sigue, sigue adelante porque algo maravilloso te está esperando. No te paralices, aunque a veces no lo veas claro, aunque tengas dudas y miedos. No te quedes con la incertidumbre de haberlo intentado. No te quedes con las ganas de haberlo vivido, de haberlo amado. No huyas de tus sueños. No le tengas miedo a las lágrimas, pues a veces son necesarias.
¡Grita! ¡Lucha! ¡Vive! ¡Llora! ¡Ríe!
Pero, amigo, nunca te detengas, porque lo que camines hoy será el destino de tu futuro.

¿Qué opinas de mi reflexión?
¿Quizá demasiado optimista? Puede. Estoy en un momento de euforia total, recogiendo los frutos de trabajo y esfuerzo del pasado, y quizá ese estado de efervescencia me haga ver las cosas demasiado bonitas.
¿Crees que siempre se consigue aquello por lo que se lucha?
¿Has dejado sueños en el camino?