De Carlos Naza
He estado tentada de escribir mi reseña en una libreta Imperator, de anillas y de dos rayas, luego me he acordado de que teníais que leerme y he decidido hacerlo aquí.
A través de esta comedia fresca y actual, Carlos nos destripa como sociedad, dejando al descubierto nuestras faltas y vergüenzas como seres que decimos formar parte de un todo o de un grupo. Porque aunque se nos llene el orgullo presumiendo de tolerancia, inclusión social, solidaridad o empatía, estamos muy lejos de saber qué significan.
José y Susana son dos jóvenes muy diferentes que luchan, cada uno a su manera, por encontrar su lugar en el mundo.
José es un personaje peculiar, entrañable y único que experimenta una gran metamorfosis desde que empieza el libro hasta que acaba. Por una serie de circunstancias, vive recluido en su casa, inmerso en su soledad y su realidad. Una ventana es el portal que lo une al exterior, allí pasa gran parte de su tiempo observando y analizando a las personas que transitan por su calle. Tanto es así, que llega a conocerlos más de lo que ellos mismos se conocen. A medida que avanza la historia, José se ve envuelto en una serie de divertidos acontecimientos que le obligan a abandonar su zona de confort, abocándolo a enfrentarse a una sociedad de contrastes a los que él no está acostumbrado.
Aunque esa evolución me ha cautivado y mantenido enganchada a la historia, me voy a permitir el lujo de fantasear con la idea de que José, a pesar de su transformación, mantiene intacta su esencia porque tenemos mucho que aprender de él. A José no le importa lo que piensen de él, es feliz con muy poco y, a pesar de tener dificultades para relacionarse, se preocupa por los demás. Seguramente, si fuéramos capaces de vivir más despacio, le dedicaríamos tiempo a las personas que nos rodean y, como él, valoraríamos una sonrisa o el saludo del vecino.
Susana es una chica extrovertida y emprendedora que me ha sacado más de una carcajada con sus ocurrencias y chanchullos para conseguir sus objetivos. La relación con sus padres es la muestra de la rápida transformación que ha sufrido nuestra sociedad en pocos años: solo una generación de diferencia y demasiados cambios de una a otra.
Te animo a su lectura, a que te encuentres con los múltiples personajes que acompañan a José y a Susana en sus aventuras, a que aprendas de ellos, a que te rías y, también, a que llores. Sí, ¿qué pasa?, lo reconozco: las últimas páginas me han arrancado unas lagrimillas.